n plena caída libre de la economía española, que este año decrecerá entre un 1,5% y un 2%, el número de créditos impagados sigue golpeando con fuerza al sector financiero. El dato de morosidad del sistema financiero español se ha disparado a niveles de 9,86% en el pasado mes de julio, lo cual sitúa la cifra en máximos de los últimos 40 años. Cifra superior incluso a la que alcanzó el conjunto del sistema a mediados de los 90 que llegó a tocar el 9,15%.
En poco menos de un año la morosidad se ha disparado desde el 8,13% hasta el 9,86 %, aunque los mayores crecimientos en un solo año se produjeron en 2011 cuando pasó del 5,81% al 7,84% y en 2008 que llegó al 3,37% desde el 0,92% del año anterior.
n este 9,86% ya está recogido en su mayor parte el impacto negativo del ladrillo. En el sector inmobiliario el nivel de actividad es nulo desde hace tiempo, y el sector constructor apenas sobrevive a pesar del enorme volumen de impagos de las administraciones locales y autonómicas. Lo más grave es que a estos sectores cuyo impacto está bastante descontado en los balances de los bancos, se unen el resto de sectores productivos que están sufriendo el fuerte impacto de la recesión económica.
El crédito no fluye a las pymes y autónomos por lo que compañías que serían viables de tener la financiación necesaria se ven abocadas a cerrar con el consiguiente impacto en la morosidad.