Es hora de que los inversores miren con cuidado por dónde andan. Los bonos que ofrecen pagos en especie (PIK) llegaron a simbolizar los excesos en los mercados crediticios antes de la crisis.
Ahora, estos polémicos instrumentos con alta rentabilidad, que acumulan intereses en lugar de pagar cupones, están resurgiendo en Europa, con dos operaciones en espacio de dos semanas. La culpa de ello la tiene la búsqueda global de rendimientos: cabe esperar más emisiones de riesgo de bonos PIK.
Los bonos PIK son generalmente un signo de la formación de una burbuja. A cambio de una alta rentabilidad, los inversores acceden a subordinarse a la actual deuda y aceptan largos vencimientos. Las dos emisiones europeas, por parte del operador de cable sueco Com Hem y de la inmobiliaria británica Annington, establecieron precios para ofrecer una rentabilidad del 13%. Pero si una compañía demora el pago de la deuda PIK durante demasiado tiempo, corre el riesgo de verse arrastrada por el excesivo coste de su devolución. En EEUU, grupos respaldados por el capital riesgo han lanzado una serie de emisiones de bonos PIK en los últimos meses para pagar dividendos –pero a costa de incrementar su deuda y reducir la calidad crediticia–.