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  • El problema de la morosidad es más sencillo de lo que parece

    La morosidad que estamos viviendo en los últimos meses (muchos meses) está provocando que muchas de las pequeñas y medianas empresas españolas o estén pasando por auténticas dificultades o simple y desgraciadamente tengan que cerrar.

    Se pueden realizar exhaustivos análisis de las causas, estudios macro y micro económicos, estudios de coyuntura, análisis económico-financieros, etc. Pero la realidad y lo que la gente y los pequeños empresarios y autónomos experimenta en el día a día es mucho más sencillo que todo eso.

    Y todo lo podemos resumir en este gráfico (fuente:straconx.com) que muestra la sencillez del proceso productivo de cualquier empresa. Un ciclo que, como la pescadilla, se muerde la cola y una vez en marcha no se sabe donde está el comienzo ni el final del ciclo. Simplemente tiene que ir avanzando para que funcione, y si no avanza o uno de sus engranajes deja de funcionar, pues surgen los problemas que pueden llevar al cierre de la empresa o negocio.

    Como vemos, el ciclo es (por empezar por algún sitio):

    1. Vender: Obviamente, hay que vender para subsistir.
    2. Cuentas a cobrar: Lo ideal es vender al contado, pero en muchas ocasiones es imposible, por lo que vendemos a crédito, lo que implica tener una cuenta de créditos pendientes (a 30, 60, 90,… días).
    3. Según vayamos cobrando esas cuentas, iremos obteniendo liquidez.
    4. Con la liquidez obtenida, podremos hacer frente a nuestros pagos fijos y necesarios para sustentar la actividad.
    5. Y finalmente, con el dinero que “nos sobra” podremos hacer nuevas compras de suministros/materias primas… para empezar de nuevo el ciclo y vender.

    Y así este ciclo va girando sucesivamente. Pero, ¿qué ocurre si la morosidad aumenta hasta límites insostenibles (como es el caso actual en España) y por tanto las cuentas a cobrar no se transforman en liquidez? Pues sencillo, el engranaje de las cuentas a cobrar deja de funcionar y eso hace que el mecanismo entero de la actividad empresarial se rompa.

    El gráfico lo deja bien claro. En un escenario de alta morosidad la empresa (en un primer momento) sigue vendiendo, las cuentas a cobrar aumentan y aumentan, “pero” sin que esas cuentas se transformen en liquidez, puesto que nuestros clientes dejan de pagarnos. Este “engorde” de las cuentas a cobrar nos lleva a una disminución de liquidez, esta disminución de liquidez provoca que tengamos el dinero justo (o ni si quiera eso) para pagar los gastos fijos, sin que nos quede nada o prácticamente nada para comprar nuevos suministros, con lo cual ya no podemos vender, y si no vendemos, no cobramos y si no cobramos, hay que cerrar.

    Así de sencilla es la realidad de las empresas españolas, y muchas de ellas podrían arreglar el engranaje roto mediante una rueda adicional: La financiación bancaria, pero esa rueda no está disponible. Hay pocas ruedas bancarias y muchas empresas (buenas y viables) con el engranaje de las cuentas a cobrar oxidado por la morosidad. Y nadie pone de su parte para arreglarlas, y si no se arreglan a tiempo se estropearán para siempre. Y recuperar esas empresas “rotas” no será fácil. Tiempo al tiempo.

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